Vacaciones con estrés
Ya se abren las piscinas y aparecen anuncios de protectores solares en la tele. ¡LLEGÓ VERANO! Y los más afortunados se preparan para unas merecidas vacaciones. Pero hasta esto somos capaces de convertirlo en un cúmulo de agobios y frustraciones. ¿Te pones de mal humor preparando y pensando en las vacaciones? ¡No te preocupes! Es lo más normal.
Quizá deberíamos empezar por plantearnos que nuestro disfrute no lo deberíamos a relegar a un par de semanas al año. Cómo decía Seth Godin: “En vez de preguntarte ¿Cuándo serán las próximas vacaciones? mejor construye una vida de la que no necesites escapar”. Y es que las vacaciones deberían ser un viaje para disfrutar y hacer algo diferente. No el único respiro a una vida que no nos gusta. Por eso al poner todas nuestras expectativas de alegría y libertad en ellas; nos vamos a frustrar si no sale todo como queremos.
¡Planifica! pero sólo lo indispensable; no podemos calcular todos los gastos; ni pensar en todos los detalles ; ni llevarnos todo lo que necesitaremos; por que vamos a un lugar que no conocemos. A veces nos obsesionamos por no sentirnos como «unos guiris a los que les van a timar»ó «algo seguro se me olvida». Recuerdo que hace años poco más que ropa hacía falta para irse a la playa; ahora el mercado nos ofrece un sinfín de productos para hacernos más cómoda la estancia en la playa o en el campo. Para ello al encontrarte con el problema resuélvelo en el momento que se produzca con tranquilidad y sin CULPABILIDAD.
Al salir de nuestra casa perderemos unas comodidades y ganaremos otras. Trata de vivir esos días de otra manera como experimento y como experiencia. Utiliza tu sentido del humor para todas las contrariedades; como haber calculado mal una distancia y tener que pegarse una buena caminata. Ó en la inevitable «clavada» en una terraza.
El tema económico agobia bastante; y es lógico. Muchas veces nos ajustamos al máximo para poder derrochar en este tiempo sin tener que mirar la cartera. Darse caprichos no implica tener que derrochar para disfrutar. Y aunque la filosofía de abrir nuestros límites personales y relajarnos es muy sana. Debería ser un ejercicio más distribuido a lo largo del año. Parece que a veces esta reñido el ahorrar con el disfrutar.
Por último disfruta del momento; mira el nuevo paisaje; permítete ser vago. Relaja los horarios y olvídate de «disfrutar al máximo» porque eso deberías hacerlo siempre. No te agobies por no disfrutar al principio porque vivimos en una sociedad estresada y es lógico que lo metas en la maleta. Y cuesta un poco bajar el ritmo.
Permítete no preocuparte y resolver los problemas sólo cuando surjan; si es que surgen y después de la experiencia aprovecha para seguir con esta nueva experiencia a tu vuelta.