Una jubilación feliz
La jubilación es un cambio, y el cambio supone una readaptación de la persona y también de todos los que hay a su alrededor, especialmente la familia.
Con los múltiples roles que asumimos en la etapa adulta: trabajo, hijos, labores de la casa, papeleo… aveces es complicado PARAR. Parece que la «súper actividad» siempre será nuestro estado, pero la vida está compuesta de etapas que se suceden una tras otra, y de repente nos encontramos entrando en los 65.
Hasta este momento, nuestra costumbre era haber tenido poco tiempo, estrés y muchas demandas laborales, sociales y/o familiares. Es frecuente no haber tenido demasiado tiempo libre, y no haber pasado tantas horas diarias en casa junto a la pareja.
Existen varias recomendaciones para afrontar con naturalidad este proceso:
– Seguir una dieta bien equilibrada, rica en fibra, vegetales, frutas, y baja en grasas.
– Cuidar la higiene del sueño y hacer ejercicio físico moderado como caminar, yoga, Tai Chi o ejercicios en el agua es muy recomendable.
– Eliminar el consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas.
– Evitar la automedicación, tomando sólo lo prescrito por el médico.
– Planificar actividades de ocio y tiempo libre, si es posible con amistades o familiares.
– Evitar el aislamiento y la soledad.
– Mantenerse activo. Tener más de 65 años no significa que no se pueda trabajar. Adquirir una rutina, y realizar las actividades instrumentales y básicas de la vida diaria posibles, propicia conservar la autonomía y mejorar la autoestima.
Sobretodo recuerda que algo muy importante es la actitud con que tomamos los acontecimientos de la vida. Llegar a la vejez no es malo, ni aburrido, ni genera una molestia para los demás. Quien te ama, lo hará en cada momento. Disfruta todo lo que vives; revive tus experiencias y no te aísles.