¿Pareja y Convivencia?
Un paso decisivo para asentarse es la pregunta ¿vivimos juntos?
Pero ¿Por qué? Pues por Inercia. ..Y es que si os fijáis en la anterior frase no hemos hablado de crear una familia con hijos, si no de una pareja. Vivir juntos es esencial para la logística con un bebe. También significa potenciar los recursos y ahorrar gastos. Pero ¿una pareja que no tiene hijos pequeños? ¿Tiene la necesidad de convivir?
Y es que vivimos muy condicionados por lo que parece que tiene que ser. ¿Lo más romántico es dormir juntos todas noches en la misma cama? En realidad para dormir lo más práctico es dormir separados. Muchas parejas por diversos motivos se separan “lechalmente” y eso no significa que su relación no funcione. De hecho en Francia por ejemplo; la costumbre es dormir en camas gemelas.
Con la convivencia sucede algo parecido. La “sociedad” dice que una pareja que funciona convive pero no tiene que ser necesario.
Se puede plantear la no convivencia en parejas con suficientes recursos económicos; donde no haya hijos comunes de los que ocuparse. Si la pareja viviendo por separado tienen una magnífica relación pero la convivencia crea dolor es una posible solución. Esta fórmula suele funcionar bien para segundas parejas con una vida ya muy estabilizada.
Muchas familias por circunstancias laborales o familiares se separan durante meses sin que la pareja sufra desgaste. En ocasiones he oído que es una cuestión de falta de compromiso; pero respetar el espacio del otro sin pretender que pierda una vida ya asentada, también es generosidad.
Otra pregunta que deberíamos hacernos ¿Qué es convivir? Algunas parejas sólo coinciden en la cama y otras pasan 24 horas juntos. Además estar en la misma casa no implica comunicarse, si cada uno tiene un espacio diferenciado donde pasan horas. Cada persona tiene unas necesidades de compartir muy diferentes y connotaciones distintas del sentimiento de soledad. Y es que puedes estar sentado en el mismo sofá con alguien y sentirte terriblemente solo.
Vivir separados tiene que ser ante todo una decisión de ambos; si uno de los miembros de la pareja no se siente feliz debe replantearse si esto le puede compensar. Y es que la formula exacta no existe. Las normas de la pareja deben escogerse entre los dos.
La no convivencia es similar al tema de la infidelidad; las reglas sobre esta sólo competen a los dos. La terapia de pareja puede ayudar mucho a dialogar con el otro y con uno mismo sin el “ruido” de los demás. Al pedir consejos a nuestros amigos y familiares podemos toparnos con opiniones parciales y por el miedo a romper las reglas de lo que ya se conoce.