Mi pareja ya debería saberlo…
Cuando una persona pide ayuda a un terapeuta por que tiene problemas de pareja suele venir con mucha frustración a las sesiones. No conseguir resolver un problema con la persona que has decidido compartir tu vida te remueve por dentro.
Y esta frase es de las más reivindicativas con las que el terapeuta se enfrenta. No tiene sentido que una persona que quiera a otra la haga daño intencionadamente o que desprecie sus necesidades. Lo curioso es que en vez de pensar que el otro no entiende la importancia de ciertas conductas ;se piensa que se pasan por alto por que no importa.
Ocurre también que pedir o explicar lo que entendemos que debería de ser obvio nos hace sentir una especie de «humillación». Por ejemplo decir al otro que necesitamos pasar más tiempo a solas con él. Nos hace sentir que para el otro esto no es importante. Pero… ¿y que pasa si esto es así? La respuesta que escucho es siempre «que no me quiere como yo». Cuando podría ser «que no me demuestra su querer como yo creo que tendría que ser».
Esto es un problema de comunicación y también un problema de «no querer pedir». Decir lo que necesitamos no es mendigar cariño; es comunicar lo que nos hace felices.
Otro error frecuente es que por no expresar apenas las necesidades; cuando lo hacemos se hace muy bajito y como además no hemos resaltado la importancia de lo que pedimos, nuestra pareja puede usar su derecho de decir NO. ¿Te suena la frase ? «¿Para una cosa que le pido?» Pues a lo mejor hay que pedir más cosas y remarcar lo que de verdad es importante para nosotros.
Las parejas que apenas se piden cosas tienen a ahogar sus necesidades y pedir lo mínimo; de hecho preseleccionan lo que consideran justo o lo mínimo. Por ejemplo quizá tu pareja no quiera acompañarte al teatro o le cueste más . Pero no tendría problemas en ver peliculas románticas contigo aunque no le gusten. Quizá cambiaría la cosa si en vez de pedir que te acompañe frecuentemente al teatro le dijeras que te haría ilusión que te acompañara aunque fuera en contadas ocasiones.
Tu pareja no puede adivinar en el punto en el que te encuentras. Tus mismas fobias y filias van cambiando. No te acompaña las 24 horas para saber si tu día ha sido duro. No está en tu cabeza y no puede entender tus necesidades si no las verbalizas.