Tratamiento de la dependencia emocional.
La rehabilitación de una adicción es quizá una de las batallas más duras que puede librar una persona. Tiene que luchar contra sus peores fantasmas; y puede sufrir recaídas que le hacen sentir cada vez peor.
Mucha gente desconoce que lo más poderoso de una adicción nace de la misma persona que la sufre; y que aunque no haya un componente químico que justifique esa necesidad; la angustia por perder el «objeto» la puede hacer sufrir hasta ataques de pánico.
La dependencia emocional es difícil de detectar; ya que muchas personas la etiquetan como amor apasionado. Esto les sirve para mantener esta relación de la que les aterra desprenderse. Cualquier persona que sufre una adicción tiene que resistir a un deseo irrefrenable de acercarse al objeto que provoca su adicción. E incluso se engaña a sí misma para acercarse a ella. Imagínate si encima aquel del que tiene que alejarse llama a su puerta y trata de convencerle de que todo será mejor ahora.
Ya que además, generalmente, el sujeto del que se depende muchas veces no quiere romper esta unión ya sea por apego o por utilidad. Las personas dependientes son magníficos cuidadores; todo lo maravilloso que no hacen para sí mismos son capaces de hacerlo por el otro.
Pero la dependencia emocional también puede tratarse; pese a estas dificultades.
Si la persona acude a consulta sospechando que la relación con un tercero es dependiente; tendrá media batalla ganada. Admitir el problema es muy importante porque nos despojamos de las autodefensas para aferrarnos a nuestra adicción. Se Reconoce que la relación no es sana; y se empieza a concienciar de la decisión que tanto le aterra.
«Si esto no mejora tendré que romperlo».
Después llega una parte tediosa y muy dura a la que yo llamo «hacer las maletas» siempre digo que aunque sospechemos que debemos separarnos; es una preparación. Lo que implica realmente es poner límites y explorar nuevas opciones. Prepararse para una vida SIN. A veces el tercero al ver que somos capaces de imponer nuevos límites reacciona y la relación puede mejorar. Y al final somos nosotros los que decimos hasta cuanto necesitamos de cambio en el otro.
Hacer maletas; puede ser desde quedar con los amigos; cerrar el grifo económico; volverse un poco más frío; deshacerse de viejos objetos; o coger unas vacaciones con otras personas. Hacer maletas puede ser consultar pisos o habitaciones de alquiler; o trabajos en otras ciudades. En definitiva acercarse a otra vida en la que el otro no está presente.
Esta parte de hacer maletas es decisiva; por que o bien la persona dependiente con mucho dolor sigue adelante e impone su vida a la del otro. O bien decide dar marcha atrás. Aunque para todos es muy duro ver que se estanca esta ruptura o cambio. Nunca hay que darse por vencido; cada uno tiene su propio tiempo para el cambio.
La otra gran pregunta es si una relación dependiente se puede mejorar y mantener como relación. Dependerá de que los dos miembros de la relación estén dispuestos a dar ese cambio.
Lo que sí es básico es que se tome la decisión que se tome; tenemos que priorizar nuestras necesidades físicas y mentales (al menos las básicas). Ante todo te recomiendo que consultes con un profesional. Los familiares y amigos te orientarán según sus criterios y no siempre es fácil discernir que es una relación «sana». Ten en cuenta que el profesional es imparcial y busca tu equilibrio emocional, por encima de otros condicionamientos y con una verdadera imparcialidad.
Por ultimo os quiero dejar la canción de Guillermo que creo que describe el hastío previo a decir basta. https://www.youtube.com/watch?v=qMWwyuQ8Poo