Pero ¿qué me estoy contando?
http://www.psicologiahoy.es/articulos/Pero_que_me_estoy_contando.asp
«no son las cosas las que nos inquietan sino las opiniones que tenemos de ellas”.
Es el modelo constructivista aquel que nos señala que tendemos a construir la realidad según nuestros propios presupuestos personales. Muchos dirían que hay una realidad única y objetiva y que no podemos engañarnos construyendo mundos de otra manera. Pero es que el constructivismo no niega la realidad sino que la persona que la observa decide significarla. Así pues no es la realidad la que nos hace sufrir sino los significados que decidimos otorgarles ¿y qué es esto de dar significado a la realidad? Muchos lo comprenderemos en seguida si citamos la película “la vida es bella” o hacemos mención al libro “el hombre en busca de sentido”, en donde sus personajes principales deciden ante una situación de sufrimiento encarar la vida de otra manera.
Decía Víctor Frankl: “si no está en tus manos cambiar una situación dolorosa, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”, depende de que unas personas connoten la realidad en negativo o en positivo. De esta manera en un primer lugar se favorece un pensamiento lineal o determinista donde todo efecto tiene su causa ofreciendo exclusivamente una única visión sin más alternativas en donde me coloco de víctima y culpabilice al otro de las circunstancias de mi situación personal, o por el contrario en segundo lugar emplee un pensamiento circular correspondiente a las filosofías humanistas que contemplan desde una perspectiva relacional más alternativas posibles aumentando la creatividad y en donde la decisión de pensar de una u otra manera la decide la persona comprometiendo su responsabilidad.
Es así que depende de que lenguaje emplee para explicar las cosas aparece una realidad distinta. Depende de lo que piense así se transformará en palabras y eso se traducirá en conductas que a su vez nos invitan a estar en la vida de una forma más positiva o negativa. De esta manera la realidad no existe como algo a descubrir sino en función de cómo la configura nuestra mente.
Así pues ¿Desde que modelo te explicas las cosas? Muchas veces según la psicóloga Mercedes Nasarre, en su libro un psiquiatra se pone a rezar nos comenta como todo el mundo corre hacia otra persona para que le ayude a interpretar lo que siente, pero el problema es que las personas no están en sí. La vivencia de un materialismo actual impide la interioridad y resulta un obstáculo para reconocer las necesidades espirituales de las personas. Precisamente es este mundo interior el que nos comunica parte de nuestra ser, de nuestra individualidad e identidad propia. Pero la desconexión es tal que, que es propio no sentir y no amar, como nos dice el Principito «el amor necesita de un ritmo, de una cadencia que no sabe de prisas” o la célebre frase evangélica “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Pero muchas veces la tarea de querernos a nosotros mismos la dejamos en manos de los demás y por ese motivo perdemos nuestro centro. Y todas nuestras energías se vuelcan en querer cambiar al otro; mientras esto sucede delego mis responsabilidades voy dejando que las circunstancias sean las que marquen mi vida y el victimismo se apodere de nosotros. Esto supone una pérdida de estima y de confianza en uno mismo. Así pues como decíamos al principio somos en el lenguaje, en la comunicación, en tanto y en cuanto decidamos como significar la realidad presente o en que actitud tomar ante ella. No se puede cambiar pues la realidad pero si elegir contármela de otra manera, para así quizás demostrarnos a nosotros mismos que “no hay oscuridad que no pueda ser iluminada” y que hará posible amar la vida que tenemos de un modo más favorable y positivo.