Los viejos amigos y el cambio de armario.
Me gusta utilizar ejemplos que choquen para que la persona se revuelva un poco y se dedique a pensar sobre lo que quiero decir.
¿Y si hicieras revisión y limpia con tus amigos como cuando haces limpieza de armario?.
Voy a aclarar algo que es obvio. Las personas son infinitamente más valiosas que los objetos. Yo lo tengo claro, quizá otras personas no. Los amigos a diferencia de tus prendas también te escogen y te rechazan. Aunque dicen que le vestido de novia sí que te escoge…pero esto para otro post.
¿Por qué uso esta comparación tan fea? Porque en ocasiones nos forzamos en mantener relaciones con personas, que pese a quererlas, ya no nos encajan. Y voy a aclarar también que podemos mantener contacto con un viejo amigo con el que tenemos poco ya en común, sin ningún problema. Lo que nos causará tensión es mantenerlo de la misma manera que siempre.
Por ejemplo, aquel amigo que se ha comprometido en una pareja monógama que sale con sus viejos amigos solteros. Aunque se lo puede pasar muy bien, seguramente, habrá momentos que ya no pueda gestionar como antes. O cuando en un grupo de amigos, unos se hacen padres. La manera de relacionarse y divertirse tiene que cambiar y muchas veces es complicado ajustarse a estos cambios. ¿Te apetece cambiar el pub Irlandés por un parque de bolas? Te confieso un secreto, a los padres tampoco, pero a veces es la mejor manera de poder hacer planes con ellos. Y es totalmente entendible que esto no apetezca hacerlo cada fin de semana.
Me gusta que se piense en ello por que también tenemos muy romantizada la amistad. La tenemos tan romantizada, que cuando una buena relación por estos cambios se vuelve diferente, algunas personas se sienten decepcionadas y traicionadas. ¿No será mejor aceptar que todos vamos cambiando y que nuestros amigos también?
Creo que con la pareja estamos más concienciados que hay que aprender a perpetuar la relación siguiendo la corriente de la vida y de nuestros cambios. Pero pensamos que nuestras amistades tienen que ser constantes de conducta, pensamiento y hábitos.
Y lo más sangrante es que a veces esta disonancia se resuelve con un conflicto que romperá definitivamente la relación. Sólo por que nos quedamos en «ha cambiado». Me encantaría que pudiéramos diferenciar el cambiar de etapa con los conflictos. Seguramente esto haría que esos famosos cafés que se prometen cuando te reencuentras con un viejo amigo, se llevaran a cabo.
Lo maravilloso de respetar estos cambios, es que aquel antiguo amigo, con el que perdiste relación por un cambio de etapa, pueda volver a tu vida mas adelante. Si aceptamos esto podríamos mantener relación con gente que ha sido muy importante para nosotros, y de vez en cuando conectaríamos con el o ella.
La analogía del armario no invita a tirar o romper; invita a meter en una maleta o caja aquello que del día a día ya no nos sirve. Hay que tener claro que a veces somos nosotros los que rechazamos o nos hacemos rechazar y que no pasa nada. ¿Por que no llamamos a las puerta del otro cada vez que lo echemos de menos? Dos personas adultas y emocionalmente responsables sabrán respetar los límites y llamar sin coaccionar al otro. Me gustaría también normalizar el echar de menos y el poder expresarlo.
En realidad, con lo del armario lo que invito es a examinar tus relaciones y a colocarlas. Seguramente , si acepto que ese grupo que era tan idílico y maravilloso, ha evolucionado. Podré relacionarme de manera más sana con mis viejos amigos. Quizá incluso hasta a veces mejor.
No se trata de utilizar a la gente. Se trata de relacionarte con el/ella mejor, y cambiar las expectativas a unas mas realistas.
Me pregunto, con esto que ocurre con los amigos. Cuanto hay de sentirte traicionado , y cuánto de que al verlos cambiar y envejecer, nos damos cuenta que el tiempo pasa para todos.