Familias y amigos: esenciales en la rehabilitación de una adicción.
Antes de nada, deciros que aunque damos muchísima importancia a la ayuda de un amigo o familiar en la terapia, no todos las personas tienen esta posibilidad y muchos de ellos también consiguen rehabilitarse con éxito.
Tras las mentiras, el dolor y el shock inicial, nuestros seres queridos están dispuestos a apoyar en la terapia, tenemos una ayuda impagable.
No siempre quieren o pueden, y esto hay que respetarlo. La persona en rehabilitación se puede sentir culpable de que sus familiares pasen por las terapias. Pero la mayoría de los familiares/amigos sienten que merece la pena si la persona con este problema se implica en la rehabilitación.
Es una gran ayuda para:
Que corroboren en la terapia si están haciendo las cosas correctamente, ya que la mentira se suele mezclar con la ludopatía.
Que los familiares se sientan apoyados y entendidos en el dolor.
Que aprendan y vean la importancia de ser rigurosos en las pautas terapéuticas.
Que solucionen problemas en el control y dudas sobre la adicción en el grupo con la psicóloga , y en terapia de familia.
Por todo esto hay que ayudar a quien nos ayuda y para que ellos no sientan tanta carga, la persona con adicción en rehabilitación debe ponérselo fácil.
Cómo:
1) La persona a la que se está controlando tiene que planificar su vida, para que la persona que le controla a su vez se pueda organizar, cuando menos que controlar más facilidad.
2) En situaciones de duda, hasta poder consultar con nosotros tomar la decisión que más tranquilice a quien nos ayuda (por ejemplo, evitar un grupo determinado de personas).
3) No poner trabas a la hora de informar del problema a otros familiares y amigos, para tener más facilidad en el control. Es esencial tolerar que el amigo/familiar tenga personas con las que se pueda desahogar y compartir la problemática.
4) Aunque es recomendable acudir frecuentemente a la terapia, la persona que apoya puede acudir con menos frecuencia, y en su defecto hablar con la asociación o con la psicóloga asignada.
5) El familiar que ayuda tiene derecho a equivocarse y a tener un mal día. Que lleven el control no implica que el que es controlado se desentienda.
Se escucha mucho esto de «este es mi problema y quiero salir de él sólo». A veces pedir ayuda es el primero de los pasos terapéuticos. Todos necesitamos en algún momento de la ayuda de los demás.
Lamentablemente esto no debe ser tratado como algo de lo que nos avergonzamos y que queramos pasar rápido y meterlo en un cajón. Hay que normalizarlo porque la ludopatía es una enfermedad y las personas que la sufren son responsables de ella.