EL PRECIO DE SER UNO MISMO.(«CONFLICTEAR»)
Leemos hasta la saciedad que no se puede vivir contentando a los demás. Que la vida es muy corta para no decidir y hacer lo que se quiere. Que nadie que no esté en tus zapatos puede comprenderte completamente. Empezar a hacer lo que se piensa y lo que se quiere es liberador pero no es fácil.
Te suenan situaciones como:
Quedar con un conocido que te aburre sólo por su insistencia.
Hacerte responsable de un recado aunque te venía fatal.
Quedar donde no te gusta o te viene lejísimos.
No elegir nunca la película o el restaurante.
Uno de los trabajos más liberadores en terapia es enseñar a tomar tu propio camino y librarte de la culpabilidad. Pero esto no es tan sencillo por que tiene una serie de impuestos emocionales que hay que asumir y afrontar. Cuando empezamos a establecer nuestros límites comienzan los conflictos con los demás. El otro está acostumbrado a verte actuar de una manera que le era muy cómoda. Y a veces incluso cuando tu renuncia a su comodidad, sea de los más razonable, puede que el otro te haga un reproche o no comprenda tu situación.
Te voy a poner un ejemplo: Tu llevas 3 meses recogiendo a un compañero de trabajo y estas cansado; por que a parte del esfuerzo él empieza a llegar tarde, así que le tienes que plantear que no le vas a buscar más. El te podra decir «que faena me haces». Lógicamente contaba contigo y ahora tiene que hacerse nuevos planes. Él no piensa ni tiene en cuenta que eso te hiciera llegar agobiado, ni que te tienes que levantar 20 minutos antes,y que lo pasas mal porque no siempre era puntual y odias llegar 5 minutos tarde al trabajo. En esa situación el otro que seguramente no querrá perder esa comodidad y te diría «te agobias mucho; no pasa nada por retrasarse un poco». El piensa en sí mismo por lo que tu también debes hacerlo.
Y una vez comienzan estos conflictos toca empezar a «conflictear» . Algún enfado; alguna mala cara o mala contestación. Para la persona que huía de ellos pueden ser una pesadilla; pero es la única manera de vivir la vida como tu quieras vivirla.
Otro precio interno es la culpabilidad; que por otra parte es socialmente útil hasta que nos incapacita. Desde pequeños nos han enseñado a pensar en los demás y nos han sacado del egoísmo propio de los niños; que lo quieren todo para ellos. Vivimos en un mundo social y no podemos hacer todo lo que queremos cuando lo queremos. Debemos ayudarnos para que la sociedad funcione. Creo que es muy saludable plantearse si estamos siendo egoístas o si es el otro el que lo es.
Llegar a esta conclusión es muy dificil por que cada persona tiene su circunstancia; su experiencia y su opinión; un terapeuta puede ayudarte a tratar de analizar el problema con imparcialidad. Y empujarte a que seas tú el que decidas por que al final es tu vida enfrentandote al miedo a defraudar.
Y otra parte importante es darnos el permiso para equivocarnos; por que aprender a pensar y actuar para uno mismo puede ser muy complicado. Cuando ya somos nosotros los que imponemos o decidimos los errores y los fallos los hemos elegido nosotros. Antes al dejarnos llevar podíamos culpar a un tercero cuando las cosas no iban bien. Esto no es muy sencillo de asumir. Y tenemos que darnos la licencia de equivocarnos por que empezar es difícil pero se le va cogiendo el tranquillo y a veces nos podemos pasar al otro extremo. Siendo ahora nosotros los egoistas. En este cambio también hay que escuchar al otro y ser razonable. A veces hay sacrificios que aunque queramos renunciar a ellos son necesarios. Por ejemplo ser amable ó comprensivo con tu ex cuando hay hijos de por medio. Socializar con los compañeros de trabajo al menos un poco porque es conveniente.
Todo esto te recomiendo que lo hables con un profesional; es un camino difícil y muy duro. A menudo escucho que no entienden por que es ahora cuando más problemas tienen. Y es que contentar a los demás hace que te lleves muy bien con todo el mundo relegándote a ti mismo. La vida es puro conflicto y tenemos que aprender a lidiar con ellos.