Qué siente un adicto (El cura Evaristo y el sexo)
La familia, los amigos e incluso muchas veces el adicto son incapaces de entender qué mecanismo hace que no puedan evitar la conducta/persona /sustancia de la que se depende.
Uso este ejemplo; porque salvando muchas distancias creo que puede acercarse a lo que les ocurre.
Ante todo que vaya por delante que respeto muchísimo al creyente, al ateo y al agnóstico independientemente de que con este ejemplo no quiero cuestionar nada.
Imaginemos a Evaristo un cura que cree y practica el voto de castidad; independientemente que pensemos si tiene o no sentido a efectos prácticos este voto; para él si lo tiene y es muy importante. Evaristo es un hombre con instintos humanos y ha decidido renunciar a ellos; o más bien a no seguirlos. Le puede resultar difícil pero lo hace.
Evaristo cómo humano que es también tiene noches que no concilia el sueño y se puede poner a ver la tele. Eso no es pecado…pero ¿y si haciendo zapping se encuentra con una película pornográfica? ¿Ha pecado? En principio al verla se impresionara y algo en él se despertará; él no la ha buscado pero ahí salió ¿Qué debería hacer?
Pues si sigue fiel a su voto tendría que cambiar el canal; pensar en otra cosa; o incluso pedir ayuda a otro párroco por ejemplo.
Bien… ¿y qué pasa si sigue viéndola?….
Después de media hora de película; te imaginarás lo que le ha podido pasar a Evaristo. Es bastante probable que sus ganas de masturbarse se volvieran incontrolables; y si lo ha hecho ¿Cómo crees que se sentirá? …pues fatal.
Este es el mecanismo del adicto un instinto muy potente; casi animal que si es fuertemente alimentado arrasará con todo.
Lo que ocurre es que podríamos sentir lástima de este cura si consideramos que la castidad no es una práctica nociva; y que no tiene sentido.
El adicto sin embargo se pierde en su adicción y la pone por delante de su vida. Lo que le atrae pone en peligro su bienestar y el de los demás.
Lo que trato de explicar con este ejemplo es que el adicto; no puede controlarse cuando se ha estimulado; fantaseado; o consumiendo su droga por mucho tiempo ; por que el instinto retroalimentado llega a ser inmanejable . Pero a fuerza de abstinencia estas ganas van menguando hasta hacerlas algo manejables.
Es decir; Evaristo después de esta experiencia debería borrar esos canales de la televisión; o evitar verla tan tarde; por que en los primeros segundos de exposición si es capaz de decidir parar.
Cuando han estado un tiempo en abstinencia el cambiar el canal y pedir ayuda es posible si no continúan manteniendo la estimulación. Pero en ocasiones no lo hacen por que aún no están “pecando” y pueden permitirse este estímulo ; se autoengañan diciendo aun no he hecho nada malo. Y empieza la fantasía de “por un poquito no pasa nada”
Imaginémonos un adicto a la ruleta electrónica que pasa sin haberlo planeado por un salón de apuestas(ya pasar cerca es algo a evitar) y ve a un amigo suyo jugando; mirar ; fantasear; preguntarle o entrar no implica que este jugando ; pero si no lo para ahí mismo y sale corriendo…. el mecanismo se despierta.
Por eso es tan importante acudir a terapia; para aprender a reconocer el canto de las sirenas cuando aun es muy tenue; y pedir ayuda para desconectar a tiempo.
Ya que sólo ellos podrán discernir lo que les despierta ese instinto y apartarlo de sus vidas; o al menos acercarse lo menos posible.